lunes, 18 de noviembre de 2013

El pensamiento corporal. De la inteligencia emocional a la inteligencia sensorial


Extracto del libro "El pensamiento corporal. De la inteligencia emocional a la inteligencia sensorial", de Susana Kesselman



Apuntes para una lectura corporal en la bioenergética (o de la violentación de los límites corporales)
1) Construimos corazas corporales como fortalezas desde donde miramos la vida. Nuestros ojos ven lo que nuestras crispaciones les permiten. Vemos el engaño, la traición, la derrota desde una estructura de carácter -como diría Reich- o desde una postura corporal que lleva en sus tensiones la incapacidad de ser libres, de elegir la postura más saludable y los caminos para la liberación de la coraza.
2) Las corazas son conductas defensivas que nos protegen de sentimientos, de sensaciones que nos ponen en peligro, porque nos conectan con nuestras debilidades -provenientes tal vez de otros momentos de la vida- y que se actualizan en verdaderas armaduras.
3) Hemos aprendido a construir defensas para inhibir nuestras sensaciones y sentimientos; aún más, hemos aprendido a no sentir sensaciones y sentimientos, y a  construir corazas seguras, no sólo para resguardarnos sino para ir dejando poco a poco de sentir.
4) Las corazas son palabra, movimiento, imagen, recuerdo, pensamiento agazapado en algún lugar del cuerpo.
5) El cuerpo acorazado ha perdido raíz, grounding, se ha ido separando de su realidad, ha perdido contacto consigo mismo, se ido insensibilizando a sus sensaciones, tiene una pobre percepción de lo que pasa, poca receptividad para autoobservarse.
6) Un enraizamiento pobre lleva a la búsqueda corporal de los soportes. Cuerpos que se sostienen desde los hombros, desde la cabeza y desde otros lugares corporales.
7) El cuerpo acorazado empobrece su respiración, la superficializa, y al empobrecer la respiración disminuye sus sensaciones en el interior del bajo vientre, en la pelvis.
La terapéutica inspirada en estas ideas buscará:
a. Enraizar, o sea permitir la liberación, la descarga, la transformación de la energía. La carga energética se produce a través de la parte superior del cuerpo: el alimento, la respiración; la descarga es función de la parte inferior del cuerpo a través del aparato sexual -en el sentido amplio, no sólo genital-, y esta es la dirección de la cura;
b. Profundización de la respiración con la idea de liberar las tensiones musculares crónicas a lo largo de la espalda, en la mandíbula, en la pelvis, en el vientre, en las piernas.
c. Ejercicios que llevan al cuerpo a un estrés que genera un movimiento espontáneo: temblores, vibraciones y otras manifestaciones corporales (náuseas, mareos, desequilibrios), mediante las cuales se busca devolver al cuerpo una onda de movimiento que lo vincule con las sensaciones y los sentimientos.
Con esto se inicia un proceso en el que la catarsis o descarga es un paso (sólo un paso), desde donde se comenzará el trabajo de asentamiento que se despierta.

Una lectura corporal desde la eutonía o la teoría del inútil combate
1) Las tensiones corporales llevan a irregularidades, fijaciones o desequilibrios en los tonos. Tono es la actividad de un músculo aunque esté en reposo. La enfermedad es la fijación en un tono bajo, alto o medio.
2) Las tensiones no permiten que un movimiento se desplace por los cauces naturales: pie, tibia, fémur,, pelvis, columna. Malos apoyos de los pies cambian las direcciones de los huesos y obligan a los músculos a trabajos adicionales, a la hipertonía o a la hipotonía.
3) La regulación de tonos está dificultada por la falta de sensibilidad del cuerpo.
4) La conciencia corporal predispone al contacto con las tensiones, o sea con los hábitos de movimientos y de vida que las promueven, con la incoherencia entre el esfuerzo y la acción, y sus efectos en un movimiento poco económico.
La terapéutica desde la eutonía va persiguiendo pacientemente el "buen tono". Mientras los ejercicios bioenergéticos llevan al cuerpo a una situación "más allá" de sus limites, "más allá" de la voluntad -situaciones en las que la persona es sometida a un trabajo a veces violento para despertar el movimiento espontáneo-, la eutonía no tiene violencia aparente. La eutonía es como la abuelita, pero una abuelita que lleva el lobo feroz en su interior. Al vincular a la persona con hábitos inservibles, con incongruencias, con insensibilidades evidentes, con dificultades para permaneces pasivos o para mover con una fuerza acorde con la exigencia, violenta de otro modo. Violenta desde la incomodidad, desde la duda, desde la imposibilidad de continuar con el movimiento acostumbrado, desde la inquietud de saber que está dentro de un instrumento para el cambio, desde el enfrentamiento con el vacío, con el silencio.
La terapia eutónica es un desafío a la capacidad de revertir los hábitos corporales a través de:
a. La autoobservación. Mediante la técnica de inventario, el eutonista invita a recorrer minuciosamente cada parte del cuerpo.
b. La incidencia sobre el tono. A través del movimiento sin esfuerzo, natural, de estimulación de la piel, de la conciencia de los huesos y sus volúmenes, del trabajo con las articulaciones, del ir sensibilizándose a las sensaciones, la persona flexibiliza el tono del cuerpo.
c. La liberación de la tensión. Por regulación del tono que producen la intención del movimiento, los microestiramientos, la conciencia del transporte y otros principios, se crea en el cuerpo la disposición a la liberación de la tensión- De esta manera, incide sobre la respiración, sin plantearse ejercicios respiratorios como la bioenergética, y sobre la desestructuración de las corazas a partir de la reordenación de las direcciones de los huesos.
d. La búsqueda del equilibrio tónico. Con la flexibilidad de tono, la persona encuentra una salida a las fijaciones tónicas que llevan a la insensibilidad y dificultan la autoobservación. El concepto de flexibilidad de tono enriquece la idea de relajación. La relajación está asociada al descanso, la quietud, el tono bajo, estado necesario para la apertura de la sensibilidad, para el contacto silencioso con uno mismo; en cualquiera de los tonos. El cuerpo relajado en un tono más alto es útil para la vida cotidiana, que nos requiere acciones variadas. Es relativamente fácil permanecer relajados en el suelo; pero al ponernos de pie, hacer algún deporte, empujar objetos que requieren esfuerzo, la liberación de la tensión es un gran desafío.

 


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